Ahora, seas agnóstico o creyente, no serás un simple suspiro en el tiempo, ni un poco más de carbono para las redes tróficas cuando tu cuerpo sea una materia inerte; tu conocimiento, así como las buenas acciones que realices y fomentes hoy perdurarán más allá de tu tiempo y se trasmitirán generacionalmente.
Lee, estudia, infórmate de los problemas de tu medio ambiente y como enfrentarte a ellos, asimílalos, compréndelos, siéntelos, practícalos, involúcrate y divúlgalos.
Debemos ser cada vez más, todos con un objetivo común: educar con nuestro ejemplo en la administración consciente y responsable de nuestro legado, manteniéndolo intacto para cuando nos lo demanden, y mientras tanto disfrutar de él y de sus maravillosas prestaciones como usufructuarios vitalicios que somos.
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